La Historia de Moraira
El Mediterráneo, crisol de culturas y puente entre civilizaciones, ha marcado la fisonomía de este término municipal a lo largo de los siglos.
La zona ha estado habitada desde tiempos inmemoriales, de hecho en la "Cova de les Cendres" se han encontrado restos del Paleolítico superior y del Neolítico. Los íberos también dejaron su huella hasta perder su identidad por la romanización del territorio. Después de los romanos, agricultores y ganaderos, que posiblemente dieron nombre a esta zona, vinieron los árabes. Fueron los encargados de dar forma al espléndido paisaje de terrazas que aún hoy disfrutamos y de dar nombre a numerosos puntos del término municipal.
En el siglo XIII, con la aparición de los ejércitos de Jaime I, comenzaron a germinar la cultura, tradiciones y costumbres que configuran el carácter amable, alegre y hospitalario de este pueblo mediterráneo.
El término municipal fue creado legalmente en 1386 y, poco después, en 1410, recibimos la visita de un personaje histórico, San Vicente Ferrer, nuestro primer turista famoso.
Durante los siglos XV, XVI y XVII la comunidad sufrió continuos ataques de piratas berberiscos. Fue entonces cuando se construyó nuestro legado arquitectónico más significativo: la torre de vigilancia del Cap d'Or, la Iglesia-Fortaleza de Santa Catalina y la Sala de Jurats i Justicias.
Tras la construcción de la torre, que actualmente se conoce popularmente como "Castell de Moraira" o Castell de la Mar (Castillo del Mar), y bajo su protección, se empezó a desarrollar un pequeño asentamiento, fundamentalmente pesquero. , pero también se dedica a otras actividades.
En el siglo XIX, la economía de la comarca de la Marina Alta empezó a crecer gracias a la exportación de pasas al resto de Europa y América. La calle Almacenes todavía recuerda a estas construcciones que servían para almacenar pasas antes de que fueran llevadas en pequeñas embarcaciones de pescadores a barcos más grandes en la bahía para exportarlas a sus destinos.
La primera actividad económica del término municipal, la agricultura, que produce el delicioso moscatel dulce de la uva de Alejandría con la que se elabora un exquisito vino, la mistela, empezó a decaer a mediados del siglo XX con la llegada de la industria turística.
El Portet y Platgetes fueron testigos de la llegada de los primeros turistas, que llegaron aquí a mediados del siglo pasado. Sin embargo, fue a finales de los años sesenta y principios de los setenta cuando empezamos a recibir visitantes que venían a disfrutar del maravilloso clima, atractivas playas y hermosos paisajes.
Los turistas que ahora llegan hasta aquí encontrarán una localidad con un rico patrimonio natural, histórico, artístico y monumental. Quienes busquen cultura encontrarán numerosas historias, leyendas y personas que les ofrecerán una cálida bienvenida.
